Pensando en relatos fantásticos, o quizás no tantos, o sino alguna narración de alguna realidad imposible donde quisiéramos estar o ser parte, cuando de la imaginación de alguien más, surge un nuevo mundo, con desventuras y aventuras, errores y reseñas, un molde de algún sueño, o simplemente de recrear lo que esta realidad no nos puede dar.
Desde fantasear con juguetes vivos que que nos quieren más que otro ser humanos real sin respeto por la vida, desde pensar en Dioses vengativos y severos para crear fantasías anheladas y corromper o distraer masas; con la imaginación se van creando, y algunos vamos disfrutando, apreciando un arte en donde las ideas se mezclan y llegamos al punto de identificarnos, de conectarnos y ver hasta donde llego alguien que pensó mas, o ideo, o bien le dio alguna forma a nuestros sueños y pensamientos.
De ahí surgen historias, como dije, buenas y malas, así como hay historias de nuestra realidad, donde últimamente algunos pueden contarlas, y otros se quedan contando las amarguras, pesadillas y horrores que algunos criminales no obligan a contar porque lo hacen parte de nuestra realidad. Si tuviera que contar la historia de mi país sería un cuento de terror, de una libertad virtual, donde somos rehenes del miedo, esclavos de unos pocos, y carne que maneja tesoros efímeros sin ningún sentido, esperando a ser extintos.
Sería una historia donde tan solo trabajamos para ser esclavos de ellos, donde nuestro tiempo es más corto que el de cualquiera, y puede ser detenido en cualquier instante por manos ajenas. Había una vez, comenzaría, un trabajador que lucho toda su vida para ver como su familia vive presa del miedo, donde la comida puede ser de cualquiera, porque ya nada le pertenece, ni su propia libertad…
Cuenta la historia de aquel héroe que murió por proteger a su hijo porque aquellos que juraron protegernos estaban teniendo solo pesadillas de lo que nunca les tocara temer.
Ya no se pueden relatar historias de héroes, ya son pura fantasía, solo podemos relatar historias de algún mártir que su vida dejo un rastro, una huella en un desierto que se borro por otra, nadie la ve, quizás algunos ignorantes piensan que es la misma, pero nadie se da cuenta cuantas huellas pasaron por ese camino.
Se pueden contar historias de bestias salvajes, de seres que dicen ser humanos, de alimañas sin respeto, de asesinos despiadados, de la locura de la ignorancia, de la facilidad de ser lo peor de la sociedad, y ser festejado por los pares de un botín de una guerra hacia nosotros mismos…
Podríamos contar un cuento de algún rey loco que desato a las bestias a cambio de su tranquilidad, y su población es la presa, porque a nadie mas le importa otro ser humanos como algún cuento del pasado ya olvidado, perdido…
Cesar Damian Martinez
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